Cuando
hablamos de autoestima esta se define como la experiencia fundamental
de que podemos llevar una vida significativa y cumplir sus exigencias. La
autoestima es la confianza en nuestra capacidad de enfrentarnos a los desafíos
de la vida, en la confianza y en nuestro derecho a triunfar y ser felices y respetables.
Sin embargo
en el caso del adicto encontramos que tiene baja autoestima o por el contrario
las personas con baja autoestima son más vulnerables a consumir algún tipo de
sustancia, debido al placer momentáneo que producen ciertas drogas, aunque esto
afecte su salud y les provoque la adicción.
Así las
investigaciones han mostrado que las personas que perseveran en una tarea
muestran una alta autoestima, y quienes desertan rápidamente, suelen tener y
alimentar su baja autoestima.
“Si
persevero es más probable que tenga éxitos que fracasos”
Si me
respeto y exijo a los demás que me traten con respeto, me mostraré y comportaré
de manera que aumente la probabilidad de que los demás respondan de forma
apropiada.
En los
adictos no existe un respeto por uno mismo y tampoco por los demás con lo que podríamos interpretarlo
si no me respeto a mí mismo y acepto la falta de respeto, el abuso, o
acepto que los demás me exploten de forma natural, transmitiré inconscientemente
este trato.
El valor de
la autoestima radica no solamente en el hecho de que nos permite sentir mejor
sino en que nos permite vivir mejor.
El nivel de
nuestra autoestima tiene profundas
consecuencias en cada uno de los aspectos de nuestra existencia, en la forma de
actuar en el trabajo, en el trato con la gente, en el nivel que tenemos, en el
plano personal, en la persona de la que nos enamoramos, en la forma de
relacionarnos con nuestro cónyuge, con nuestros hijos, amigos y en el nivel de
felicidad personal que alcancemos.
Sin embargo
podemos encontrar que existen correlaciones positivas entre una autoestima
saludable y otros varios rasgos que están relacionados directamente con nuestra
capacidad para conseguir lo que nos proponemos y conseguir la felicidad. Una autoestima
saludable se correlaciona con la racionalidad, el realismo, asertividad, con la
creatividad, la independencia, la flexibilidad
y la capacidad para aceptar los cambios, así como la disposición para
cooperar y corregir los errores.
En el adicto
encontramos una baja autoestima que muestra irracionalidad y ceguera ante la
realidad, con la rigidez del miedo a lo desconocido, con una rebeldía poco
apropiada y una conformidad inadecuada, estar a la defensiva, con miedo a la
hostilidad de los demás.
Las personas
con baja autoestima ven una amenaza en los demás, por lo que enfocan sus
relaciones personales con una expectativa automática de rechazo o humillación, en
una relación romántica por ejemplo: existe el miedo a no sentirse merecedor del
amor y el pensar que estamos destinados a sufrir.
Así en todo
los ámbitos de las vida, la persona con baja autoestima, se considera poco
merecedor, poco capaz o incapaz de lograr una meta, de recibir y comete acciones
que lo denigran aun mas, siendo el consumo de algún tipo de drogas o las
conductas de riesgo o autodestructivas lo que alivian el dolor que le produce
el rechazo, la humillación, la
soledad y otros sentimientos
negativos.
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