7 de agosto de 2014

¿Adictos al amor?

En palabras de Erich Fromm, el amar es un arte; un arte que requiere proveer y dar al objeto de nuestro amor, no significa un sacrificio ya que al dar sentimos una plenitud en nosotros mismos, al dar manifestamos nuestro poder, nuestra fuerza y grandeza lo cual nos hace dichosos.

Amar implica un acto de dar más allá de nuestros intereses y ambiciones, es dar nuestras virtudes, conocimientos y tristezas para que el otro alcance su plenitud y a su vez nosotros alcancemos la nuestra. Por consecuente amar implica no solo ocuparnos de nuestro “objeto amado” sino amarnos a nosotros mismos, amar al mundo y al prójimo.

Por otra parte la adicción refiere a una enfermedad, ya que implica una necesidad o dependencia hacia una sustancia, actividad o relación debido al placer que nos produce. La adicción controla e influye nuestros pensamientos y actos de manera negativa impidiéndonos llevar a cabo nuestra vida de manera normal y además causando problemas físicos, sociales y emocionales.

¿Entonces, realmente existe la adicción al amor?

Si tomamos en cuenta las definiciones anteriores, la adicción al amor no existe, ya que si amar es un acto que implica la plenitud propia y del ser amado y la adicción un comportamiento que causa fatales consecuencias, el concepto seria completamente contradictorio.

Sin embargo existe la dependencia emocional que en este caso sería lo más cercano a la adicción al amor. La dependencia emocional y la codependencia es una enfermedad de carácter emocional y psicológica donde la persona siente la necesidad desmesurada de complacer los deseos de su ser amado, aun a pesar de sus deseos propios.


¿Cómo saber si el amor que siento es una dependencia emocional?

Usualmente las personas que dependen emocionalmente, suelen ser personas apegadas a otra persona, sea porque se sienten seguras, protegidas, se divierten u obtienen algún otro beneficio, mientras que a la vez pasan por alto acciones, sentimientos o tratos que no desean o incluso le producen algún malestar.

Las personas que son dependientes emocionales, suelen usar frases como: “Sin él o ella no puedo vivir” “Él  o ella lo es todo para mi” “Si me faltaras, me moriría” “Te necesito para ser feliz” “pégame pero no me dejes”. Son personas que viven para complacer al otro, para enaltecer sus logros, son inseguros de sí mismos y por lo regular necesitan que alguien los proteja o los consienta para no sentirse solos o poco amados.

Por otro lado están los codependientes, en donde existe una vinculación emocional, no siempre sana, que muestra una clara inmadurez, que imposibilita una relación saludable con nosotros mismos y la otra persona, el que es codependiente tiene una necesidad obsesiva de controlar o ser controlado dentro de la relación, idealiza al ser amado y sus expectativas son irreales.

En ambos casos como dependiente o codependiente existe en la persona un frágil manejo de sí mismo, de sus emociones y autoestima, al grado de poner en riesgo su integridad moral y física, con tal de poder satisfacer a su objeto amado y momentáneamente a si mismo.