15 de agosto de 2012

Las Adicciones en la Tercera Edad

A pesar del aumento considerable de la población en el mundo, y en nuestro país de personas de la tercera edad, son muy pocas las investigaciones y la bibliografía que sobre el tema de la vejez existen y aún menor en el terreno de las adicciones, así como la poca difusión sobre ello, es por esto importante que se conozcan los aspectos psicológicos y psicopatológicos de la tercera edad, así como otros factores que influyen para que se desarrolle una adicción en esta edad.

Aunque es evidente que existen muchos prejuicios tanto para la pescó para las adicciones, al combinar ambas la gente se sobresalta, se asusta y pregunta si realmente es posible que existan adicciones en los ancianos.

Entre los factores a considerar es necesario estar conscientes de que por principio es un tema conflictivo, no sólo para el que lo vive en sí mismo, sino también para aquellos que, sin ser viejos aún, diariamente la enfrentan desde sus roles profesionales de médico, psicólogo, enfermera o como hijos, colegas con más socios, vecinos, o como simple participante anónimo de las multitudes que circulan por nuestras grandes ciudades.


El grado de conflicto que representa para cada uno y las conductas defensivas que se adopten para evitarlo, estarán determinadas por la historia personal de los participantes, la cual se ha ido formando a través de sucesivas experiencias, fantasías y represiones en una ideología general sobre lo que es la vejez, cuáles son sus causas y consecuencias, y sobre cuál es la menor manera de comportarse frente a ella.
En la mayoría de los casos se ha podido observar la enorme influencia que tiene no sólo la clase sino la calidad de vida y de personas de quien se halla rodeado una persona.

En lo que se refiere a identificar el desarrollo de una adicción es importante tomar en cuenta, y observar la conducta cotidiana y reiterada que se utiliza en el trato directo con las personas ancianas, así como su forma de ser y su carácter, pero se debe ser muy cuidadosos para poder estar alerta de las conductas que nos puedan ayudar a detectar si un anciano es vulnerable a ser adicto, por lo que además es necesario recordar que mencionó por su situación e indefenso o con problemas de invalidez está en nuestras manos, y por lo tanto, la manera cómo arrancaremos el problema influirá de modo descifro sobre su destino.

Por eso insisto en que es preciso tomar conciencia de esto, para evitar que, por desconocimiento, podamos fomentar sin querer una adicción en el anciano.
Para prevenir esto, es recomendable que cuando observemos nuestro trabajo o el de los colegas en el consultorio, o en una institución, o cuando escuchamos la reflexiones y los pedidos familiares de los viejos que vienen a la consulta, estemos atentos para ver si el anciano se siente que ha llegado satisfecho a esta etapa de su vida tanto en su vida profesional, económica, familiar, etc., así como ver si existen aspectos psicosociales que están influyendo en su vida para poder engancharse en una adicción.

De acuerdo con las investigaciones realizadas se ha visto que a medida que el sujeto envejece se produce una reducción de su interés por las actividades y objetos que le rodean, lo cual va generando un sistemático desplazamiento de toda clase de interacción social. Gradualmente la vida en las personas de la tercera edad se separa de la vida de los demás; se van sintiendo menos comprometidos emocionalmente con problemas ajenos, y están cada vez más absortos y los suyos propios, y en sus circunstancias.

Este proceso según diversos autores, no sólo pertenece el desarrollo normal del individuo, sino que es deseado y buscado por él, apoyado en el lógico declinar de sus capacidades sensorio motrices, al mismo tiempo, este distanciamiento afectivo lo protege para comportarse con situaciones que le engendran cuadros de angustia, por ejemplo, la desaparición de muchos seres queridos, y la aparición de nuevos miembros en su familia, las relaciones eróticas cuando siente disminuidas sus capacidades sexuales o su atractivo físico, competencia por trabajos cuando sus rivales son más jóvenes, así como  siente un rechazo o existe un rechazo y marginamiento real de la familia y la sociedad.

 Como consecuencia este anciano va a tratar, cuando su estructura de personalidad no ser lo suficientemente fuerte, es fugarse a través de la cofia o del trabajo, como lo hacía en etapas anteriores, sino a través del alcohol, o de los medicamentos, principalmente de aquellos que le ayuden a dormir, de los calmantes y generalmente de los que puede echar mano para sentirse "relajado". 

Respecto a la ingesta de alcohol, hay que hacer dos consideraciones: una de ellas es el antecedente de haber sido un tomador de alcohol y conocer el tiempo, cantidad y calidad de alcohol consumido, si se presentaron complicaciones, y de éstas, cuáles y cómo fueron tratadas; además conocer los tiempos de abstinencia. de acuerdo este antecedente, se pueden conocer algunos aspectos de la personalidad y por lo tanto algunas fuerzas psicodinámicas que existen o que existieron aplicó se considera al alcohol con provocador de vacías razones de la realidad cotidiana que son manejadas en forma incorrecta.

 Un viejo con antecedentes de alcoholismo puede tener lesiones es y en hígado y en el sistema nervioso central y periférico. El clínico por lo tanto no debe quedarse tranquilo por el hecho de que el paciente le diga que actualmente no toma. Si los pacientes toman bebidas alcohólicas en el momento de ser entrevistados, deberán nuevamente conocerse la cantidad. Las bebidas alcohólicas en excesos ponen siempre la paciente en menores condiciones de resistencia las enfermedades; todos los aparatos y sistemas del organismo se afectan. La asociación del alcohol con algunos medicamentos ocasionan interacciones a veces graves, una de ellas sería el caso de un diabético que toma hipoglucemiantes orales, pues lo pueden llevar hacia la muerte.

la adicción a fármacos en los viejos, es mas común con los psicotrópicos que sí pueden causar alguna dependencia. La sorpresa más o menos brusca no les provoca problemas serios. Los psicotrópicos tienen una acción, que a dosis altas pueden tener un efecto negativo al corazón. Éstas alteraciones en movilidad, temblores, somnolencia, alucinaciones, etc., son por el lapso irracional y excesivo de psicotrópicos asociados a tranquilizantes e hipnóticos. Muchos viejos con cuadros abigarrados supuestamente psiquiátricos mejoran o hasta curan con la supresión de estos medicamentos.

En relación a la consulta existen cierto tipo de pacientes viejos que atribuyen toda sus dolencias o achaques a la acumulación de años y los vecinos están fácilmente el apoyo que les pueden brindar los servicios médicos. Por otro lado existen otros grupos de ciclos que se preocupan demasiado ante cambios mínimos, por ejemplo como ya mencioné, cuando llegan a notar alguna alteración en sus hábitos, cambios en su marcha, en la visión, en el oído, en la actividad sexual, etc., ante estos cambios este grupo los toma como de muy mal pronóstico, porque siente que esta situación influye hacia la muerte o la invalidez. Éstos pacientes se caracterizan entre otras cosas, porque son los que más consulta del médico, les quitan mucho tiempo y constantemente están exigiendo medicamentos, y convencen al médico para que le recete. Para éstos, el médico debe tener calma y comprenderlo. Si el médico se contagia con la ansiedad y demandas del mismo y no le explicaré lo tranquiliza,  el paciente geriátrico puede llegar un verdadero estado de agitación y con más desorientación. Si esto ocurre, es el resultado de una falla en la relación médico-paciente.

 De esta manera es necesario remarcarle para que se sienta mejor que primero, la vejez es un proceso natural inevitable porque está apoyado en procesos psico biológicos y que es aceptado como tal. de esto se desprende que la conducta que es aconsejable seguir frente a los viejos ya sea como profesionales, como familiares o como amigos es que se les vaya preparando para aceptar su vejez.
Entre los factores que ayudan al anciano a afrontar lo antes expuesto están: el ayudar a satisfacer sus propias necesidades para alejarlo de las drogas. Entre estas necesidades está el respeto de esta persona como ser humano. Su necesidad de vivir en un hogar cálido donde se siente aceptado, y con el amor de sus familiares (hijos, nietos, etc.) que nutre la afectividad de este anciano para restablecer la calma de sus sentimientos perturbados por la crisis de la tercera edad. El anciano necesita sentirse con libertad, es decir, que se le permita actuar como un hombre y no como un objeto. Necesita también sentir que puede ser alguien que oriente, apoyé e incluso asesoría hijos y nietos aprovechando y valorando su propia experiencia y conocimiento para ayudar por ejemplo a sus nietos, adolescentes a evaluar situaciones, tomar decisiones, ser fiel a sus determinaciones, de hecho actualmente existen programas en los Estados Unidos de Norteamérica donde los abuelos están siendo capacitados para actuar como rescatadores de sus propios nietos adolescentes adictos, en México estamos trabajando en una investigación para tratar de adaptar dicho programa donde podamos involucrar maestros jubilados, adictos en recuperación de grupos de autoayuda como alcohólicos anónimos.

Entre las ventajas que conlleva este programa se encuentra la revaloración tanto por parte de la sociedad, como por la propia familia y en general de la comunidad, pero sobre todo del propio anciano al sentirse útil nuevamente, va a poder establecer un vínculo muy especial y abrir canales de comunicación con los adolescentes, a partir de su propia experiencia, no sólo por la edad sino también por aquellos que se encuentran en recuperación.
por otra parte los ancianos sacan su parte adolescente, al identificarse con éste, ya que en ambos existe un sentimiento de impotencia e incomprensión por cosas que los familiares han tratado de imponerles.
Así vemos que esto ayuda no sólo al anciano a recobrar su autoestima, sino que lo motiva a que tenga un sentido muy importante de su vida.
por su parte el adolescente aprende también a valorar al su abuelo y a que la familia no los vea como estorbos.
El anciano sería trasladado a la casa de algún familiar necesita un rincón propio y privado en que pueda recluirse, ya que necesita de su propia intimidad, pero que se encuentre aseada y bonita. También necesita de familiares comprensivos, dispuestos a escuchar sus temores, a comprender sus sentimientos y a ayudarlos cuando ya no pueda valerse por sí mismo.
En algunas ocasiones se ha visto que el pertenecer a un grupo de ancianos con quienes pueda compartir actividades propias de su edad le ayudan a mantenerse sano y alegre, y alejarlo del alcohol, tabaco, calmantes, etc. es decir que necesita la oportunidad para canalizar sus preocupaciones en una forma sana. Entre los aspectos psicológicos del campo del envejecimiento se han encontrado que la razón para que algunas personas vivan más que otras, permanezcan vivas, independientes, productivas, se encuentran que; los individuos más dotados intelectualmente sobreviven por más tiempo, aquellos con un nivel de educación superior han demostrado menor deterioro mental o intelectual, los hombres presentaron un mayor deterioro que las mujeres, lo cual concuerda con el promedio de vida más corto para ellos, la inactividad física y mental conduce al deterioro. Con esto se concluye que la participación en actividades intelectuales, emotivas, y físicas durante la adultez llevará una vejez más satisfactoria que la relativa inactividad. Al encontrarse en que mantenerse ocupado, se centra cada vez menos en sí mismo, se considera nuevamente útil y aumentar su sentimiento de utilidad y seguridad. La posibilidad de logro, de gratificación psicológica y social ayuda al anciano a relajarse de las adicciones, ya que se da un cambio en el sistema social de este anciano, incluso en cuanto al prestigio que logra. Así estos ancianos que se vuelven socialmente activos experimentan generalmente una satisfacción en la vida más alta que aquellas que no lo son, lo cual corrobora la interpretación de que el seguir extendiendo la vida humana, al extenderle oportunidades al anciano le hará sentir que y aún sigue teniendo un significado.

Por otra parte quisiera mencionar que lo más importante es poner en práctica diariamente e integrar lo anterior a nuestras vidas, pues existen estudios como el que se realizó en 1971 por el Group For Advacement Of Psyquiatry donde enumeró algunas de las razones de las actitudes negativas de los psiquiatras para tratar a las personas de la tercera edad.
1.- Los viejos estimulan a los terapeutas temores sobre su propia vejez.
2.- Reactualizan en los terapeutas conflictos reprimidos en relación con sus propias figuras parentales.
3.- los terapeutas piensan que no tienen nada que ofrecer a los viejos, porque creen que éstos no van a cambiar su conducta o porque sus problemas están relacionados con enfermedades cerebrales orgánicas intratables.
4.- los terapeutas creen que no vale la pena hacer el esfuerzo de prestar atención a los psicodinamismo  de los viejos porque están muy cerca de la muerte; algo similar a lo que ocurre en el sistema médico militar de urgencias, del cual el más grave recibe  menos atención porque es menos probable su recuperación.
5.- El paciente puede morir durante el tratamiento con lo cual afecta el sentimiento de importancia (¿omnipotencia?) del terapeuta.
6.- los terapeutas se sienten disminuidos en su esfuerzo por sus propios colegas. Habitualmente se escucha decir que los gerontólogos y los geriatras tienen una preocupación morbosa por la muerte: su interés por los viejos es o "enfermizo" o por lo menos sospechoso.

 a 25 años de distancia vemos que algunas de estas actitudes persisten, pero afortunadamente en la actualidad se ha dado mucho auge a la geriatría y a la psico geriatría, y sobre todo en cuanto a la preparación para la vejez, así como en el campo de las adicciones, por lo que quisiera concluir acentuando que no propongo recetas para la prevención de las adicciones en los ancianos, sino que ofrezco alternativas que se pueden utilizar para concientizar, prevenir y ayudar a la dignificación de la vejez.

Bibliografía:
Osgood Nancy y cols. The impact of Alcoholism Education on Service Providers, Elders and Their Family Members. Journal Of Applied Gerontology, vol. 14, no. 3, September 1995, 321- 332
Osgood Nancy y cols. The efeectiveness of Videoconference in Geriatric Alcoholism Education. Gerontology and Geriatrics Education, Vol. 16 (2) 1995, p.  22
Osgood N. J. "Alcoholism in the Elderly", New Age for Seniors, Vol. 1, No. 9, December 1989, p. 22.
Osgood N. J "Identifing and Couseling the Suicidal Geriatric Patient", Geriatric Medicine Today. Vol. 4, No. 3, March, 1985. pp. 83-92 
Salvarezza L.: Psicogeriatría, Teoría y Clínica. Buenos Aires, Paidos, 1990.

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