Para comenzar con este
artículo es necesario definir el concepto oniomanía o síndrome del comprador
compulsivo y así mismo denotar a la misma como una adicción.
El término oniomanía deriva
del griego antiguo onios (lo que está en venta) y manía (locura), y surgió en
el siglo XIX de mano de los psiquiatras Emil Kraepelin y Eugene Bleuler. Entre
sus síntomas más comunes encontramos ansiedad, insatisfacción, falta de
autocontrol y sentido de culpa tras realizar una compra. Sin embargo, pese al
considerable número de personas afectadas, este trastorno no queda catalogado
como tal en los manuales de desórdenes mentales.
Se sabe que la compra
compulsiva se define como de un trastorno que se caracteriza, básicamente, por
una urgencia irresistible de compra masiva de objetos excesivos. Esta
adquisición se acompaña de sentimientos de ansiedad, irritabilidad y
nerviosismo. Tras un breve período de alivio temporal de la tensión, la persona
experimenta un sentimiento de culpa que no le impide, sin embargo, volver a
comprar, ya que no hay ningún control sobre los impulsos y no se distingue
entre deseo y necesidad.
Según los especialistas, la
compra compulsiva se desarrolla a través de dos mecanismos: en unos casos, se
adquiere básicamente a fuerza de repetir una conducta que en un principio
resulta agradable y luego se realiza de forma compulsiva; mientras que en otros
casos, esta conducta hay que entenderla predominantemente como una evasión,
como una forma inadecuada de encarar los problemas personales.
Los compradores compulsivos
pueden encontrarse en todos los niveles socioeconómicos y compran cosas para
ellos mismos o exclusivamente para otros. Es frecuente que una madre justifique
sus compras colmando de regalos a sus hijos. También es frecuente que lo que
compre, ni siquiera sea utilizado.
Las principales causas de la
adicción al consumo son las siguientes:
A) Preexistencia de rasgos
psicológicos específicos (ser caprichoso e impulsivo, un nivel alto de ansiedad
en relación con la compra, etc.);
B) Insatisfacción personal;
C) Atracción por los estímulos
de consumo;
D) Mayor aceptación de valores
consumistas y vulnerabilidad psicológica hacia los mensajes que relacionan el
consumo con la felicidad y el éxito social;
E) Bajo nivel de autoestima y
desconfianza hacia las propias aptitudes o habilidades.
La compra compulsiva es como
cualquier otro comportamiento obsesivo. Es un trastorno de una conducta normal
que, en este caso, a fuerza de repetirse y de provocar una sensación agradable,
pasa a ser buscada con ansiedad.
Existen distintos modos de
abordar estos casos. En ocasiones, varios tipos de tratamiento pueden ser
empleados de forma simultánea o encadenada.
1. Terapia
Cognitivo-Conductual
El tratamiento con terapia cognitivo-conductual empieza por
expresar la necesidad de introducir un cambio en la vida de quien padece la
obsesión por las compras. Resulta muy importante descubrir cómo se concibe la
propia persona a sí misma y de qué forma intenta satisfacer sus necesidades,
así como analizar qué tipo de ideas rigen su personalidad para empezar a
modificarlas.
2. Tratamiento farmacológico
Actualmente, el tratamiento
con fármacos (ISRS) utilizado para tratar el
trastorno obsesivo-compulsivo ha resultado ser el más eficaz, ya que la
premeditación asociada al acto de comprar podría responder al de una obsesión y
su conducta física se asemeja a la de un ritual compulsivo. La única diferencia
entre un comprador compulsivo y alguien que padece un trastorno
obsesivo-compulsivo (TOC) se encuentra en que en estos últimos la conducta es
totalmente involuntaria desde el inicio.
Algunas de las recomendaciones
que pueden ser útiles para evitar este tipo de adicciones son:
- Evitar las compras de última hora
- Ir a comprar en transporte público
- Anotar en una lista lo que vas a necesitar
- Evitar comprar en momentos de euforia o desánimo
- Elaborar un presupuesto semanal
Referencias:
https://www.psiconet.es/la-oniomania-o-sindrome-del-comprador-compulsivo/
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