Tener un vínculo afectivo entre abuelos y nietos beneficia en muchos sentidos a los niños. Ya que los abuelos pueden ser muy buenos modelos e influir de forma positiva en sus nietos, además de ofrecer una sensación de herencia cultural e historia familiar. Los abuelos no solo les ofrecen amor a sus nietos, sino que quieren lo mejor para ellos y los hacen sentir seguros.
Los abuelos también alientan el desarrollo saludable de los niños. Por ejemplo, pasar la noche en la casa de la abuela puede ser menos traumático que pasarla con un grupo de amigos y puede ayudar a los niños a desarrollar su independencia. Otra ventaja es que los abuelos pueden contar con más tiempo para jugar y leer cuentos. Esta dedicación mejora el desarrollo de los niños y estimula sus facultades de aprendizaje en mayor medida.
Además de esto los abuelos sienten un
placer inmenso cuando pasan tiempo con los nietos, así como esto puede reducir el riesgo de depresión en el adulto mayor.
La presencia de abuelos y nietos transmite una parte importante de la
historia familiar, ya que proporciona un enlace con el pasado. Los nietos
disfrutan escuchando las anécdotas o experiencias que han vivido los abuelos.
Además, aprenden lecciones valiosas que pueden llevar a la madurez con ellos.
Algunas de las aportaciones de este vinculo Abuel@s-Niet@s, son las siguientes:
-Pueden contribuir con su
experiencia en momentos de crisis familiar (ayudar en la
comunicación padre/hijos).
-Pueden cuidar de los niños
cuando los padres no pueden hacerlo. Esto es muy importante para
los abuelos, porque se sienten más útiles, más considerados y más valorados.
Esto influye directamente en su felicidad, como es lógico.
-Pueden transmitir valores
familiares y mantener el vínculo entre las generaciones. Las
historias que cuentan los abuelos sobre la vida de sus hijos (o sea, los
padres) cuando ellos eran también eran niños gustan mucho en la infancia, y
contribuyen en el desarrollo psicológico de los más pequeños. Asimismo, hacen
que el niño o niña tenga un sentido de continuidad de la familia, que acepte
que sus padres son humanos (¡mi padre o madre también hacía travesuras!) y, por
lo tanto, facilitan la identificación de los niños con sus progenitores.
-Pueden aprender con sus
nietos, acercándose más a las nuevas generaciones. Aprender a
usar el ordenador, por ejemplo. Este es otro elemento que puede influir
directamente en su sentimiento de ser útiles y en sus niveles de felicidad.
-Pueden parar el tiempo. Cuando
los niños pasan la tarde en casa de los abuelos pueden “alejarse de todo”, de
la vorágine y la espiral de aceleración diarias. En casa de los abuelos, el
nieto o nieta puede expandirse y recibir el tratamiento cariñoso del niño que
realmente es. O, sencillamente, recibe atención, tiempo, tiempo para conversar,
para escuchar y para jugar.
Para una relación saludable
con los nietos, es muy importante establecer unos límites entre padres y
abuelos, para el bien de todos.
Abuelos paternos y maternos
Un estudio de 2000 publicado en la revista Anuario de Psicología revelaba curiosos datos:
- Los abuelos y abuelas de más edad representan sobre todo papeles conciliadores.
- Los chicos ven a sus abuelos de forma más distante, mientras que las chicas informan de una más fuerte relación.
- Mientras que los abuelos proporcionan conocimiento de la vejez y del pasado familiar (algo confirmado ya en otras investigaciones), las abuelas ejercen como cuidadoras y se encuentran más cerca de la realidad cotidiana.
- Los abuelos de la
línea paterna se ven como figuras distantes, mientras que a los abuelos y
abuelas de la línea materna se les percibe como representando una gran
variedad de roles positivos en la vida de los adolescentes.
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