Depresión se remonta a
un cuarto de siglo, siendo por lo tanto contemporáneo del advenimiento de la
psicofarmacología, el cuadro patológico en su forma severa fue descrito desde
la época grecorromana con el nombre de melancolía, ya en el siglo IV a.c. Hipócrates
afirmaba que, desde el punto de vista médico, los problemas que hoy llamamos
psiquiátricos estaban relacionados por, sangre, bilis negra, bilis amarilla y
flema, y que la melancolía era producida por la bilis negra. En los primeros
siglos de nuestra era, Celsus hablaba de la manía y de la melancolía.
Soranos de Ephesus, en
su descripción del cuadro clínico, señalaba como síntomas principales de la
melancolía los siguientes; tristeza, deseos de morir, suspicacia acentuada,
tendencia al llanto, irritabilidad , y en ocasiones jovialidad.
Ahora bien existe una
diferencia entre el sentimiento de depresión, y la depresión como enfermedad
primaria o secundaria. En el adicto en las primeras etapas de recuperación
pueden existir todas estas manifestaciones simultáneamente. La depresión
secundaria sin embargo cede cuando el adicto puede mantener su abstinencia y
logra establecer una recuperación aceptable. Para poder ser considerado un
doble diagnóstico la depresión debe ser primaria, o sea independiente del
proceso de adicción o recuperación. De ser demostrable la condición de una
depresión primaria coexistente con la adicción, el tratamiento adecuado de
ambos desórdenes está indicado para lograr una adecuada calidad de recuperación
y de vida, disminuyendo así la probabilidad de recaídas.